domingo, 23 de marzo de 2008

ESAS PALABRAS

Esas palabras que nunca dijimos. Que ya nunca
diremos. Esas palabras.
Esas palabras como mares deshechos,
como trozos de lluvia seca o derramada para
siempre, que allí quedaron. Que allí
quedaron. Allí. Donde nunca más
se ve la misma orilla. Esas palabras. Las que nunca
dijimos. Las que nunca
diremos. Donde ya ni olvido ni recuerdo y, sin embargo,
nunca. Esas palabras, tristes como huecos, ay, esas
palabras. Nunca, sí, ya nunca, como lo que no fuimos,
como lo que nos llama desde no sé, desde allá lejos,
muy lejos, como pidiendo explicaciones, como un
y aquí me dejas, ya para siempre, siempre, siempre,
para ya nunca jamás. Donde ni olvido ni recuerdo. Donde
esas palabras que nunca dijimos, que ya
nunca diremos. Esas palabras. Como arena escurrida entre los dedos,
como arena fundida con la arena, ay, esas palabras
que pesan con la fuerza de lo que no fue, de lo que pudo
haber sido de haber sido también esas palabras.
Palabras como rosas o esqueleto de pájaro, como de
almíbar triste, como de azul reseco. Palabras como aromas
recordados de nada y nunca vivos. Escalera de azares
no encontrados y cimas y profundos y adelante.
Esas palabras, ay, que no
dijimos. Que ya nunca diremos.
Esas palabras.

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