domingo, 23 de marzo de 2008

PLANES DE ACCIÓN

Se me ocurre robar la Torre Eiffel
tostar el mar como la crema catalana,
enrollarte en un palo el algodón de una nube,
una de esas con caras o batallas,
guardar en algún tarro transparente
el blanco de la luna que se cuela
por entre aquellas copas como agujas
de los bosques del norte, no sé,
desenrollar quizá una alfombra de raíles
ante tus pies descalzos y proponerte huir,
colocar un columpio de madera en el Puente de Brooklyn,
poner de aperitivo los olivos
del fondo del Retrato en la ventana, de Dalí,
ordenarle los pelos a tu gato,
inventariar los nombres de las cosas,
jurar que el If de Kipling fue obra mía,
correr hacia la guerra
en busca de una enorme cicatriz,
gastar paracaídas, tatuarme los brazos,
saltar como espontáneo
sobre la arena eterna de las Ventas
y un montón más de heroicas cursiladas.
Se me ocurren, ya ves, mil y una ideas,
mil y un planes de acción
que luego a la mañana,
cuando eres de verdad y huele a lluvia,
se escapan y otra vez
a darte por perdida.

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