“Que el mundo fue y será una porquería”
sentencia en su canción el argentino
cargado de razón. La nadería
y el odio son el polvo del camino.
Espesa y quejumbrosa es la arboleda
violada por la prisa de las piaras.
La nada y la maldad son las dos caras
posibles de la más triste moneda.
Cuando puertas adentro huele a muerto,
cuando llueve en la fe del que más reza,
cuando tiemblan los barcos en el puerto,
mi esperanza es la luz de tus pezones,
mi sed tu silueta y mi pereza
tenerte que buscar en las canciones.
domingo, 23 de marzo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Muy buen soneto, me ha gustado leerlo. Una observación: en la penúltima línea falta una sílaba para completar las 11.
Saludos...
Publicar un comentario