El monstruo entre mis monstruos, el padre sin saberlo
de la niebla y la bruma de mi literatura.
Macarra de melena yesuda y pantalón
prieto y desmelenado, un dandy con los ojos
de culo de botijo, poeta/motorista
con prosa por asfalto, lector de ceño torvo.
Un narrador voraz de rosas y de nubes,
metralleta Olivetti de encaje verde oliva
disparando una manta de folios de Carrara,
burgués de chicas progres y polvo de brillantes,
interrupción sublime, baudelaireana sombra
á la recherche du temps perdu y uvas doradas.
La historia literaria en blazer y vaqueros
tronando en una voz de gatos amarillos,
sillón de mimbre ausente, tumba mortal y blanca,
albornoces sin frío y espejos aliviados.
Capital del dolor, bufanda de negritas,
aún suena en la Gran Vía, Madrid bajo sus botas,
el mar de Tatuaje, versión Concha Piquer.
domingo, 23 de marzo de 2008
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